Marina y Melisa son pareja desde hace años. Entonces, relatar los miles de detalle que traen hasta este post resulta imposible. Sin embargo digamos (con toda la parcialidad que me da ser amiga de Marina) que Melina es una persona tirando a desconsiderada, con muy poca voluntad para interesarse por los demás y para formar parte de las cosas que a Marina le interesan. Marina, por su parte, roba la atención permanentemente pero a fuerza de carisma y cariño.
Marina es una de las mejores personas que conozco. Cuidadosa de los detalles, llena de afectos, atenta, capaz de querer incondicionalmente, con toda el alma, con toda su persona. Entonces, lógicamente, suele ser demasiado (a mi criterio) paciente con los arranques de Melisa.
Meli es celosa. Super, hiper, archi, recontra (y así) celosa. No hay humano en las proximidades de Marinet que no le moleste. No hay nada que suceda por fuera de ellas dos que no sea motivo para un desplante. Es así desde el principio de la pareja, no hay novedad en eso, pero alcanza límites insospechados.
Hace unos días me llamó Marina desconsolada. Ella vive sola. Su mamá (que vive a casi 700 km de distancia y que estuvo con serios problemas de salud) estaba de visita durante 4 días por segunda vez en el año. Meli (que siempre pone a su familia delante de la pareja) le plantó tremenda escena de celos. Me quedé muda de bronca al escuchar. Sólo pude decir hasta ahí, Marinet, hay una línea que no puede pasarse.
Yo tuve que aprender a no exasperarme por un ¿quién te escribe? después del pip-pip de sms en el teléfono. Marina tuvo que buscar refuerzos para plantarse y dibujar una línea. Pienso entonces, que entre los dos extremos tiene que estar el punto de equilibrio.
Marina es una de las mejores personas que conozco. Cuidadosa de los detalles, llena de afectos, atenta, capaz de querer incondicionalmente, con toda el alma, con toda su persona. Entonces, lógicamente, suele ser demasiado (a mi criterio) paciente con los arranques de Melisa.
Meli es celosa. Super, hiper, archi, recontra (y así) celosa. No hay humano en las proximidades de Marinet que no le moleste. No hay nada que suceda por fuera de ellas dos que no sea motivo para un desplante. Es así desde el principio de la pareja, no hay novedad en eso, pero alcanza límites insospechados.
Hace unos días me llamó Marina desconsolada. Ella vive sola. Su mamá (que vive a casi 700 km de distancia y que estuvo con serios problemas de salud) estaba de visita durante 4 días por segunda vez en el año. Meli (que siempre pone a su familia delante de la pareja) le plantó tremenda escena de celos. Me quedé muda de bronca al escuchar. Sólo pude decir hasta ahí, Marinet, hay una línea que no puede pasarse.
Yo tuve que aprender a no exasperarme por un ¿quién te escribe? después del pip-pip de sms en el teléfono. Marina tuvo que buscar refuerzos para plantarse y dibujar una línea. Pienso entonces, que entre los dos extremos tiene que estar el punto de equilibrio.
¿Cuál es el límite de tolerancia para con los celos ajenos?